APUNTES DE CRIMINALISTICA

                                             INTRODUCCION

Día a día los medios de comunicación masiva arrojan una avalancha de informes sobre diversos hechos y conductas delictivas que afectan significativamente a las sociedades del mundo entero. La presentación de esas noticias se hace de manera fría, mostrando los acontecimientos como algo meramente rutinario y a las víctimas y victimarios como simples actores de un drama que se repite cotidianamente. Al periodista de la sección judicial sólo le incumbe informar qué ocurrió, cómo, dónde, cuándo y quiénes se vieron involucrados en el hecho noticioso. Al investigador criminalístico le incumbe, además, saber con qué y por qué se cometió el ilícito, aspectos éstos que se convierten en los objetivos capitales de su labor pesquisidora.

Para desarrollar una investigación de carácter criminalístico, el investigador debe seguir la metodología que se adecúe a cada caso en particular. Si bien es cierto que en cada país la legislación penal señala los instrumentos metodológicos o protocolos que se deben adoptar como guía a seguir linealmente según el tipo de conducta criminal a investigar, no lo es menos que el investigador debe estar revestido de ciertas cualidades innatas como la intuición, el sentido común, la persistencia y otras que marcan la diferencia entre el simple funcionario policial y el verdadero “sabueso”.

Dado que en el entorno social colombiano –pleno de extremos y paradojas- la conducta criminal no se circunscribe a determinado estrato o clase ni a regiones en particular, pues el fenómeno delincuencial ha penetrado paulatina y muy efectivamente todos los niveles, al investigador criminalístico se le demanda un conocimiento integral y un desempeño versátil en su actividad profesional. Además, si se considera la limitación de recursos en las dependencias y sedes de los organismos oficiales y la centralización de las herramientas científicas disponibles en los laboratorios de criminalística, esa integralidad se convierte en una verdadera exigencia.
El Sistema Penal Oral Acusatorio, adoptado en nuestro país mediante la Ley 906 de 2004, trajo significativos cambios no sólo en lo que atañe al procedimiento sino a los roles de los funcionarios que tienen participación en las etapas de indagación, investigación y juicio. El Fiscal Delegado (Especializado, Seccional o Local) ya no es el omnímodo inquisidor de visión unidireccional, así como el investigador ya no es el simple ejecutor de órdenes judiciales, carente de iniciativa y determinación. Ambos conforman ahora un equipo de trabajo que diseña coordinadamente el programa metodológico a seguir para lograr el objetivo común de esclarecer los hechos que generan las conductas criminales. Sin embargo, es sobre el investigador criminalístico que recae buena parte de la responsabilidad, ya que de su labor exenta de errores u omisiones depende el buen curso y éxito de la investigación. Y para evitar errores u omisiones, la Fiscalía General de la Nación dispone de manuales de procedimientos, incluidos los protocolos de obligatorio cumplimiento, tanto para los investigadores de campo y los de laboratorio, como para los Fiscales Delegados. A esos textos directrices se suma una buena cantidad de obras que desde antes de la vigencia del SPOA -y ahora con mayor auge- han conformado una bibliografía abundante sobre los temas de la criminalística y la criminología, expuestos en su mayoría de manera abstracta y del todo teórica.
Estos “Apuntes de Criminalística” no pretenden otra cosa que exponer los aspectos técnicos, periciales y de campo que incumben a todo investigador, presentándolos desde la experiencia de su autor como Investigador Criminalístico. Partiendo de los conceptos y nociones de Policía Judicial, se hará un recorrido por cada una de las actuaciones que debe realizar el investigador desde el momento en que toma conocimiento de la Noticia Criminal.


EL INVESTIGADOR Y LA INVESTIGACION CRIMINALÍSTICA
EN COLOMBIA


INVESTIGAR

Desde la criminalística, es el conjunto de acciones metódicas que realizan los agentes o servidores de policía judicial tendientes al esclarecimiento de un hecho criminal. Esas acciones comprenden la búsqueda, hallazgo, observación, descripción, recolección y análisis de elementos materiales probatorios y evidencia física (EMP y EF) que sean de utilidad para establecer las diversas circunstancias que rodearon la comisión de un hecho y sus autores.

En la investigación de carácter criminalista se contextualiza el rol desempeñado por la víctima y el victimario dentro del marco del delito cometido.


CALIDADES Y CUALIDADES DEL INVESTIGADOR CRIMINALISTA

En los tiempos actuales, cuando la conducta criminal se torna más compleja y las clases de delitos se diversifican profusamente, se exige que el investigador esté revestido de determinadas cualidades y posea condiciones excepcionales para el cumplimiento de su labor. Ya no cabe la sola intuición y menos aún la improvisación. Es por eso que las entidades que cumplen funciones de policía judicial disponen, dentro de su estructura organizativa, de centros de formación y capacitación para las personas que se han de desempeñar como investigadores criminalistas. La preparación académica anterior y posterior es el requisito base para el desempeño de la labor investigativa. Y no podría ser de otra manera, pues si bien es cierto que todos poseemos una cierta disposición natural para la investigación, no es menos cierto que el perfeccionamiento se logra mediante la aplicación de una metodología y unas estrategias previamente definidas. Con el presupuesto de una preparación académica que se complementará, a lo largo de su carrera, con capacitaciones en las diferentes áreas de la criminalística, el investigador debe adquirir otra serie de cualidades, calidades y condiciones necesarias para alcanzar un alto nivel de desempeño. Tales son:

El compromiso, entendido como la permanente disposición de ánimo para asumir sin condicionamientos la misión asignada. El compromiso se debe asumir consigo mismo, con la investigación y con la institución. El investigador que desarrolla su labor de manera esquemática y rutinaria jamás obtendrá resultados exitosos.



La observación cuidadosa de su entorno y de las áreas específicas que son objeto de investigación es necesaria para que nada quede fuera de contexto. Con frecuencia sólo miramos de reojo la realidad que nos rodea y por tal razón algunos detalles pasan desapercibidos a nuestro conocimiento. No basta con ver… hay que observar; es decir, ir más allá de lo general. El investigador que sólo mira no alcanza a entender lo que detrás de cada detalle, de cada elemento que sea hallado en el lugar de los hechos.

Lo anterior se complementa con la curiosidad. El investigador no puede prescindir de una cierta inclinación a conocer detalles de todas las circunstancias implícitas en el hecho a investigar. La curiosidad lleva necesariamente a plantear interrogantes que pueden servir de punto de partida cuando no se cuenta con evidencias u otro tipo de elemento probatorio.

Así mismo, el investigador curioso es una persona con imaginación. La capacidad de crear en la mente diferentes posibilidades de realización de un hecho es lo que permite plantear diversas hipótesis. No se trata, por supuesto, de la imaginación fantástica sino de aquella que se sustenta en hechos conocidos.

El investigador debe tener decisión; vale decir: debe aplicar los criterios que tienen fundamento en la experiencia para realizar las acciones más convenientes a la investigación. La decisión implica también cierto grado de arrojo por parte del investigador criminalista, sin llegar a la temeridad o situaciones de alto riesgo, por lo que las determinaciones que se tomen deben estar ajustadas a la lógica y la razón, atendiendo el orden de importancia y las necesidades inmediatas.

Sherlock Holmes, el investigador integral
La recursividad debe ser actitud permanente en el investigador criminalista frente a situaciones exigentes. No sólo debe acudir a las herramientas que le proporciona la institución a la que pertenezca sino echar mano de aquellas que su capacidad creadora le aporta. La recursividad y el ingenio le muestran al investigador la salida ante circunstancias inesperadas.

En el desempeño de su actividad, el investigador debe mantener ejercitada la memoria (visual, evocativa, etc.) para la reconstrucción posterior de hechos que no pueden consignarse inmediatamente por escrito. Sin embargo, la redacción de esos hechos no puede omitirse en ningún caso pues hay estados emocionales que pueden afectar la fidelidad del recuerdo y, por consiguiente, la veracidad del investigador.

El investigador debe ser persistente en su labor, constante en su atención a todos aquellos casos que son de su conocimiento. La desatención de un caso se traduce en el incremento de los índices de impunidad. Es necesario acompañar la persistencia con los criterios de valoración objetiva que señalarán la necesidad o no de dedicar todo el esfuerzo al desarrollo investigativo de ese caso.

Actuar con buen criterio y el sentido común señalarán al investigador la ruta correcta a seguir. El buen criterio es producto de la objetividad y la experiencia, así como el sentido común lo es de una valoración equilibrada de toda situación. El investigador que actúa movido por prejuicios encamina erradamente su investigación.

La discreción debe ser norma de conducta de todo investigador criminalista, pues se trata precisamente de pasar inadvertido, de mantener lo que se denomina un “bajo perfil”. Pero la discreción no se debe tomar como sinónimo de poquedad o de actitud antipática; todo lo contrario: el investigador debe lograr una buena intercomunicación con las personas que pueden aportarle datos de importancia.

Estas y otras calidades y cualidades, como la lealtad, el espíritu organizativo y la solidaridad entre otras, son las que debe acompañar al investigador para alcanzar el éxito en sus labores.